martes, 14 de noviembre de 2017

Delmira Agostini

Montevideo, Uruguay. 24 de Octubre de 1886.
 

De todas cuantas mujeres hoy escriben en verso ninguna ha impresionado mi ánimo como Delmira Agustini, por su alma sin velos y su corazón de flor. A veces rosa por lo sonrosado, a veces lirio por lo blanco. Y es la primera vez en que en lengua castellana aparece un alma femenina en el orgullo de la verdad de su inocencia y su amor, a no ser Santa Teresa en su exaltación divina. Si esta niña bella continúa en la lírica revelación de su espíritu como hasta ahora, va a asombrar a nuestro mundo de lengua española. Sinceridad, encanto y fantasía, he allí las cualidades de esta delicioso musa. Cambiando la frase de Shakespeare, podría decirse "that is a woman"; pues por ser muy mujer dice cosas exquisitas que nunca se han dicho. Sean con ella la gloria, el amor y la felicidad.
 RUBÉN DARIO

NOCTURNO
 

Fuera, la noche en veste de tragedia solloza 
Como una enorme viuda pegada a mis cristales.
 

Mi cuarto:... 
Por un bello milagro de la luz y del fuego 
Mi cuarto es una gruta de oro y gemas raras: 
Tiene un musgo tan suave, tan hondo de tapices, 
Y es tan vívida y cálida tan dulce que me creo 
Dentro de un corazón...
 

Mi lecho que está en blanco es blanco y vaporoso 
Como flor de inocencia, 
Como espuma de vicio!
Esta noche hace insomnio; 
Hay noches negras, negras, que llevan en la frente 
Una rosa de sol... En estas noches negras y claras no se duerme. 

Y yo te amo, Invierno! 
Yo te imagino viejo, 
Yo te imagino sabio. 
Con un divino cuerpo de mármol palpitante 
Que arrastra como un manto regio el peso del Tiempo... 
 Invierno, yo te amo y soy la primavera... 
Yo sonroso, tú nievas: Tú porque todo sabes, 
Yo porque todo sueño...  

...Amémonos por eso!... 
Sobre mi lecho en blanco, 
blanco y vaporoso como flor de inocencia, 
como espuma de vicio, 
Invierno, Invierno, Invierno, 
Caigamos en un ramo de rosas y de lirios!
 



TU BOCA

Yo hacía una divina labor, sobre la roca 

Creciente del Orgullo. De la vida lejana, 
Algún pétalo vívido me voló en la mañana, 
Algún beso en la noche. Tenaz como una loca, 
Seguía mi divina labor sobre la roca, 

Cuando tu voz que funde como sacra campana 
En la nota celeste la vibración humana, 
Tendió su lazo de oro al borde de tu boca;
 

Maravilloso nido del vértigo, tu boca!
Dos pétalos de rosa abrochando un abismo... 

Labor, labor de gloria, dolorosa y liviana; 
¡Tela donde mi espíritu se fue tramando él mismo! 
Tú quedas en la testa soberbia de la roca,
 

Y yo caigo sin fin en el sangriento abismo! 




¡OH TÚ!
 

Yo vivía en la torre inclinada 
De la Melancolía... 
las arañas del tedio, las arañas más grises, 
El silencio y en gris tejían y tejían. 

¡Oh la húmeda torre!... 
Llena de la presencia 
Siniestra de un gran búho, :
Como un alma en pena; 

Tan mudo que el silencio en la torre es dos veces; 
Tan triste, que sin verlo nos da frío la inmensa 
Sombra de su tristeza.
 

Eternamente incuba un gran huevo infecundo, 
Incrustadas las raras pupilas más allá
O caza las arañas del tedio, o traga amargos 
Hongos de soledad. 

El búho de las ruinas ilustres y las almas 
Altas  y desoladas! 
Naufraga de la Luz yo me ahogaba en la sombra...
En la húmeda torre, inclinada a mí misma, 
A veces yo temblaba 
Del horror de mi sima.




EN TUS OJOS...

¡Ojos a toda luz y a toda sombra!
Heliótropos del Sueño! Plenos ojos
Que encandiló el Milagro y que no asombra .
Jamás la vida... Eléctricos cerrojos
De profundas estancias; claros broches,
Broches oscuros, húmedos, temblantes,
Para un collar de días y de noches...
Rocas de abismo en labios centelleantes;

Natas de amargas mares nunca vistas;
Claras medallas; tétricos blasones;
Capullos de dos noches imprevistas
Y madreperlas de constelaciones...

 ¿Sabes todas las cosas palpitantes,
Inanimadas, claras, tenebrosas,
Dulces, horrendas, juntas o distantes,
Que pueden ser tus ojos?... Tantas cosas

¡Que se nombraran infinitamente!...
Maravilladas veladoras mías
Que en fuego bordan visionariamente
La trama de mis noches y mis días!. 
Lagos que son también una corriente...

¡Jardines de los iris! devorados
Por dos fuentes que eclipsan los tesoros
Sombríos más sombríos, más preciados...
Firmamentos en flor de meteoros;

Fondos marinos, cristalinas grutas
Donde se encastilló la Maravilla;
Faros que apuntan misteriosas rutas...
 Caminos temblorosos de una orilla

Desconocida; lámparas votivas
Que se nutren de espíritus humanos
Y que el milagro enciende; gemas vivas
Y hoy por gracia divina, ¡siemprevivas!
Y en el azur del Arte, astros hermanos!




DÍA NUESTRO

La tienda de la noche se ha rasgado hacia Oriente.
El espíritu amanece maravillosamente;
Su luz entra en mi alma como el sol a un vergel...

 Pleno sol. Llueve fuego. Tu amor tienta, es la gruta
Afelpada de musgo, el arroyo, la fruta,
La deleitosa fruta madura a toda miel.
 
El Ángelus. Tus manos son dos alas tranquilas,
Mi espíritu se dobla como un gajo de lilas,
Y mi cuerpo te envuelve... tan sutil como un velo.

El triunfo de la Noche. De tus manos, más bellas,
Fluyen todas las sombras y todas las estrellas,
mi cuerpo se vuelve profundo como un cielo.




VISIÓN

¿Acaso fue en un marco de ilusión,
En el profundo espejo del deseo,
O fue divina y simplemente en vida
Que yo te vi velar mi sueño la otra noche?

En mi alcoba agrandada de soledad y miedo,
Taciturno a mi lado apareciste
Como un hongo gigante, muerto y vivo,
Brotado en los rincones de la noche
Húmedos de silencio,
Y engrasados de sombra y soledad.

Te inclinabas a mi supremamente,
Como a la copa de cristal de un lago
Sobre el mantel de fuego del desierto;
Te inclinabas a mi, como un enfermo
De la Vida a los opios infalibles
Y a las vendas de piedra de la Muerte;
Te inclinabas a mi como el creyente
A la oblea de cielo de la hostia...
¡Gota de nieve con sabor de estrellas
Que alimenta los lirios de la Carne,
Chispa de Dios que estrella los espiritus.
Te inclinabas a mi como el gran sauce
De la Melancolia
A las hondas lagunas del silencio;
Te inclinabas a mi como la torre
De marmol del Orgullo,
Minada por un monstruo de tristeza,
A la hermana solemne de su sombra...

Te inclinabas a mí como si fuera
Mi cuerpo la inicial de tu destino
En Ia página oscura de mi lecho;
Te inclinabas a mi como al milagro
De una ventana abierta al mas alla.

¡Y te inclinabas mas que todo eso!

Y era mi mirada una culebra
Apuntada entre zarzas de pestañas,
Al cisne reverente de tu cuerpo.
Y era mi deseo una culebra
Glisando entre los riscos de la sombra
A la estatua de lirios de tu cuerpo

Tú te inclinabas más y más... y tanto,
Y tanto te inclinaste,
Que mis flores eróticas son dobles,
Y mi estrella es más grande desde entonces.
Toda tu vida se imprimió en mi vida...

Yo esperaba suspensa el aletazo
Del abrazo magnífico; un abrazo
De cuatro brazos que la gloria viste
De fiebre y de milagro, será un vuelo
Y pueden ser los hechizados brazos
Cuatro raices de una raza nueva:

Y esperaba suspensa el aletazo
Del abrazo magnifico...
Y cuando,
Te abrí los ojos como mi alma, y vi
Que te hacías atras y te envolvías
En yo no sé que pliegue inmenso de la sombra.





PARA TUS MANOS 

Manos que sois de la Vida,
Manos que sois del Ensueño;
Que disteis toda belleza
Que toda belleza os dieron;
Tan vivas como dos almas,
Tan blancas como de muerto,
Tan suaves que se diría
Acariciar un recuerdo;
Vasos de los elixires
Los filtros y los venenos;
 Manos que me disteis gloria
Manos que me disteis miedo!
Con finos dedos tomasteis
La ardiente flor de mi cuerpo...
Manos que vais enjoyadas
Del rubí de mi deseo,
La perla de mi tristeza,
Y el diamante de mi beso:
¡Llevad a la fosa misma
Un pétalo de mi cuerpo!
Manos que sois de la Vida,
Manos que sois del Ensueño. 

* * * * * *

¿En qué tela de llamas me envolvieron
Las arañas de nieve de tus manos?
Red de tu alma y de tu carne, lía
Mis alas y mis brazos!

Tú me llegaste de un país tan lejos
Que a veces pienso si será soñado...
Venías a traerme mi destino,
Tal vez desde el Olimpo, en esas manos;
Y hoy que tu nave peregrina cruza
No sé que mar al soplo del Acaso,
Ellas abren sin fin sobre mi vida, :
Como un cielo presente aunque lejano,
Y de sus palmas armoniosas bajan
Noches y días alhajados de astros,
encapuzados de siniestras nubes
Que me apuntan sus rayos...

Ellas me alzaron como un lirio roto
De mi tristeza como de un pantano;
Me desvelaron de melancolías,
Obturaron las venas de mi llanto,
Las corolas de oro de mis lámparas
De insomnio deshojaron,
Abrieron deslumbrantes 
los dormidos capullos de mis astros,
Y gráciles prendieron en mi pecho
La rosa del Encanto. 

Mis alas embriagadas de pereza, .
Con dulzura balsámica peinaron,
Les curaron las llagas de la tierra,
Y apartando las puertas del Milagro,
Con un gesto que hacía un horizonte
Una vía de azur me señalaron...

Yo abrí los brazos al tender las alas...
Quise volar... y desmayé en tus manos!

.... . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . .
¿En qué tela de fuego me envolvieron
Las arañas de nieve de tus manos?

¡Red de tu alma y de tu carne, lía
Mis alas y mis brazos!


. . . . . . . . 

Manos que sois de la Vida,
Manos que sois del Ensueño;
Manos que me disteis gloria,
Manos que me disteis miedo!
Llevad a la fosa misma
Un pétalo de mi cuerpo...

¿Contendrán esas manos divinas, invisible,
El doloroso signo de las supremas leyes...?
Yo creo que solemnes, dominarán al Tiempo!
Y dulces, juraría que hechizan a la Muerte!

Manos que sois de la Vida!
Manos que sois del ensueño!
Manos que me disteis gloria!
Manos que me disteis miedo!





NOCTURNO
 

Engarzado en la noche el lago de tu alma,
Diríase una tela de cristal y de calma
Tramada por las grandes arañas del desvelo.

Nata de agua lustral en vaso de alabastros;

Despojo de pureza que abrillantas los astros
Y reflejas la sima de la vida en un cielo!...

Yo soy el cisne errante de los sangrientos rastros,
Voy manchando los lagos y remontando el vuelo.




A LO LEJOS

Tu vida viuda enjoyará aquel día...
En la gracia silvestre de la aldea
Era una llaga tu perfil arcano;
Insólito, alarmante sugería
El esmalte de espléndida presea
Sobre un pecho serrano.

Por boca de la abierta ventana suspiraba
Toda la huerta en flor, era por puro
Toda la aldea el cuarto asoleado;
¿Recuerdas?... Sobre mí se proyectaba,
Más mortal que tu sombra sobre el muro,
Tu solemne tristeza de extraviado...

Tus manos alargadas de tenderse al Destino,
Todo palidecidas de amortajar quimeras,
Parecían tocarme de muy lejos...
Tus ojos eran un infinito camino
Y crecían las lunas nuevas de tus ojeras;
En solo un beso nos hicimos viejos...


¡Oh beso!... flor de cuatro pétalos... dos de Ciencia
Y dos iluminados de inocencia...
El cáliz una sima embriagante y sombría.
Por un milagro de melancolía,
Mármol o bronce me rompi en tu mano
Derramando mi espíritu, tal un pomo de esencia.

Tu vida viuda enjoyará aquel día...
Mi nostalgia ha pintado tu perfil Wagneriano
Sobre el velo tremendo de la ausencia.





A UNA CRUZ
Ex- voto

Cruz que ofrendando tu infinito abrazo
Cabe la silenciosa carretera,
Pareces bendecir la tierra entera
Y atarla al cielo como un férreo lazo...


Puerto de luz abierto al peregrino
A la orilla del pálido camino...
Vibre en el Tiempo la sagrada hora
Que a tu lado viví, cuando el gran broche
De nácar de la luna abrió una noche
Que pareció una aurora...


La Luna alzaba dulce, dulcemente
El velo blanco, blanco y transparente
De prometida del Misterio; el Cielo
Estaba vivo como un alma!... el velo,

El velo blanco y temblador crecía
Como una blanca y tembladora nata...
Y la tierra inefable parecía

Un sueño enorme de color de plata!
Fue un abismo de luz cada segundo,
El límpido silencio se creería
La voz de Dios que se explicara al Mundo!


Cómo cayó en tus brazos mi alma herida
Por todo el Mal y todo el Bien: mi alma
Un fruto milagroso de la Vida
Forjado a sol y madurado en sombra,
Acogíase a tí como a una palma
De luz en el desierto de la Sombra!...

Y la Armonía fiel que en mí murmura
Como una extraña arteria, rompió en canto,
Y del mármol hostil de mi escultura
Brotó un sereno manantial de llanto!...
 

Así lloré el dolor de las heridas
Y la embriaguez opiada de las rosas...
Arraigábanse en mí todas las Vidas,
Reflejábanse en mí todas las cosas!...

Y a ese primer llanto: mi alma, una
Suprema estatua, triste, sin dolor,
Se alzó en la nieve tibia de la Luna
Como una planta en su primera flor!





LO INEFABLE

Yo muero extrañamente... No me mata la Vida,
No me mata la Muerte, no me mata el Amor;
Muero de un pensamiento mudo como una herida...

No habéis sentido nunca el extraño dolor

De un pensamiento inmenso que se arraiga en la Vida,
Devorando alma y carne, y no alcanza a dar flor?
¿ Nunca llevasteis dentro una estrella dormida
Que os abrasaba enteros y no daba un fulgor?’...
¡Cumbre de los Martirios!... Llevar eternamente,
Desgarradora y árida, la trágica simiente

Clavada en las entrañas como un diente feroz!
 

Pero arrancarla un día en una flor que abriera
Milagrosa, inviolable!... Ah, más grande no fuera
Tener entre las manos la cabeza de Dios!


. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

La noche entró en la sala adormecida
Arrastrando el silencio a pasos lentos...
Los sueños son tan quedos que una herida
Sangrar se oiría. Rueda en los momentos

Una palabra insólita, caída
Como una hoja de Otoño... Pensamientos
Suaves tocan mi frente dolorida,
Tal manos frescas, ah... por qué tormentos

Misteriosos los rostros palidecen
Dulcemente? Tus ojos me parecen
Dos semillas de luz entre la sombra,

Y hay en mi alma un gran florecimiento
Si en mí los fijas; si los bajas, siento
Como si fuera a florecer la alfombra!

 


LAS CORONAS

...¿Un ensueño entrañable?... ¿Un recuerdo profundo?...
¡Fue un momento supremo a las puertas del Mundo!

El Destino me dijo maravillosamente:
¡Tus sienes son dos vivos engastes soberanos:
elige una corona, todas van a tu frente!-
Y yo las vi brotar de las fecundas manos,


Floridas y gloriosas, trágicas y brillantes!
Más fría que el marmóreo cadáver de una estatua,
miré rodar espinas, y flores, y diamantes,
como el bagaje espléndido de una Quimera fatua.

Luego fue un haz luciente de doradas estrellas;
¡Toma! ¡dijo— son besos del Milagro, entre ellas,
Florecerán tus sienes como dos tierras cálidas!...

...tal pupilas que mueren, se apagaron rodando...
Yo me interné en la Vida, dulcemente, soñando
hundir mis sienes fértiles entre tus manos pálidas!...




¡VIDA!

A ti vengo en mis horas de sed como a una fuente
Límpida, fresca, mansa, colosal...
Y las punzantes sierpes de fuego mueren siempre
En la corriente blanda y poderosa.

Vengo a ti en mi cansancio, como al umbroso bosque
En cuyos terciopelos profundos la fatiga
Se aduerme dulcemente, con música de brisas,
De pájaros y aguas...
Y del umbroso bosque salgo siempre radiante
despierta como un amanecer.

Vengo a ti en mis heridas como al vaso de bálsamos
En que el Dolor se embriaga hasta morir de olvido...
Y llevo
Selladas mis heridas como las bocas muertas,
Y por tus buenas manos vendadas de delicias.

Cuando el frío me ciñe doloroso sudario,
Lívida vengo a ti,
Como al rincón dorado del hogar,
Como al hogar universal del Sol...
Y vuelvo toda en rosas como una primavera,
Arropada en tu fuego.

A ti vengo en mi orgullo.
Como a la torre dúctil,
Como a la torre única
Que me izará sobre las cosas todas!
Sobre la cumbre misma,
Arriscada y creciente,
De mi eterno Capricho!
 

Para mi vida hambrienta,
¡Eres la presa única,
Eres la presa eterna!

El olor de tu sangre,
El color de tu sangre
¡Flamean en los picos ávidos de mis águilas.
 

Vengo a ti en mi deseo,
Como en mil devorantes abismos, toda abierta

El alma incontenible. ..
Y me lo ofreces todo!...
Los mares misteriosos florecidos en mundos,
Los cielos misteriosos florecidos en astros,
Los astros y los mundos!
...Y las constelaciones de espíritus suspensas
Entre mundos y astros...
...Y los sueños que Viven más allá de los astros,
Más acá de los mundos...

¿Cómo dejarte —¡Vída!
Cómo salir del dulce corazón
Hospitalario y pródigo,
Como una patria fértil...
Si para mí la tierra,
Si para mí el espacio,
¡Todos! son los que abarca
El horizonte puro de tus brazos!...
Si para mí tu más allá es la Muerte,
Sencillamente, prodigiosamente! . ..


 


PRIMAVERA

¡Oh despertar glorioso de mi lira
Transfigurada, poderosa, libre,
Con los brazos abiertos tal dos alas
Fúlgidas apuntadas al futuro!
¡Oh despertar glorioso de mi lira
Como un sol nuevo sobre un nuevo mundo!
 

No más soñar en afelpados bosques;
No más soñar sobre acolchadas playas!...
Reconcentren sus sombras los abismos;
Empínense soberbias las montañas;
Limpien los lagos sus espejos vivos;
El mar con voz, espumas, olas nuevas
Misterio de sirenas ignoradas;
Los labios de otras flores más brillantes
Rían a otros picos y otras alas;
En los vergeles estelares ardan
Otras maravillosas florescencias; 

Oscurezca el dolor sus alas negras;
 

Agucen sus aceros las tormentas;
Todo el amor del Mundo reflorezca
En palpitantes cármenes humanos;
Al resplandor de incendio del orgullo
Ciña el hada sombría de la Tierra
El tesoro fecundo de sus joyas!
 

Los brazos de mi lira se han abierto
Sobre una melodiosa primavera
Que encantará las cosas mas lejanas,
Las más inaccesibles, las mas andas!

Mi lira era un capullo, sus dos brazos
Abrieron armoniosos como pétalos
Hu una animada flor maravillosa
Dorada a sol y electrizada a luna!

Los brazos de mi lira se han abierto

Duros y ardientes como el fuego; ebrios
Del ansia visionaria de un abrazo
Tan grande, tan potente, tan amante
Que haga besarse el fango con los astros...
Y otras cosas más bajas y sombrías

Con otras más brillantes y más altas!...
 

Oh mi lira de brazos como pétalos
¡Flor la más rara de esta primavera!




REBELIÓN

La rima es el tirano empurpurado,
es el estigma del esclavo, el grillo
que acongoja la marcha de la ldea...
¡No aleguéis que es de oro! ¡El Pensamiento
no se esclavíza a un vil cascabeleo!
Ha de ser libre de escalar las cumbres,
entero como un dios, la crin revuelta,
la frente al sol, al viento. ¿Acaso importa
que adorne el ala lo que oprime el vuelo?

¡Él es por sí, por su divina esencia,
música, luz, color fuerza, belleza!.
¿A qué el carmín, los perfumados pomos?
¿Por qué ceñir sus manos enguantadas
a herir teclados y brindar bombones
si libres pueden cosechar estrellas,
desviar montañas, empuñar los rayos?
¡Si la cruz de sus brazos redentores
abarca el mundo y acaricia el cielo!
Y la Belleza sufre y se subleva...

¡Si es herir a la diosa en pleno
mermar el torso divinal de Apolo
para ajustarlo a ínfima librea!.

Para morir como su ley impone
el mar no quiere diques ¡quiere playas!
Así la Idea cuando surca el verso
quiere al final de la ardua galería,
más que una puerta de cristal o de oro,
la pampa abierta que le grita: «¡Libre!»



EL AUSTERO

Murió el Ensueño. Hoy pálido de duda
bebo en mi copa sangre de la sima...
Hoy mi escalpelo sin piedad lastima
la vena azul de la Verdad desnuda!

Frente a la Esfinge pavorosa y muda
venció mi ardor la muerte que la anima,
quiero en los vinos el sabor que lima
los torsos griegos en su línea cruda.

Sé que está el mármol frío de delirios
y que es de hielo el fuego de los cirios...
Sé que es maldito el resplandor del oro
—vi el oro en sierpes de ojos de centella—
y del cristal la claridad que adoro.
Vi en un diamante muerta a Margarita...,
Diome una gota de sudor ¡bendita!
la visión de la Cruz y de la Estrella!

 



ASTRÓLOGOS

¡Venid, venid hermanos! Allá en la azul esfera
que eternamente explora nuestra ansia de conquista,
cual de una flor de fuego el gran botón que abriera,
surge una nueva estrella de lumbre nunca vista!
 

¡Vedla! —¡Oh Dios, Dios cuán bella!— Y, ved allá, ya lista,
la tempestad que avanza; jamás en mi carrera
yo vi que al nacimiento de un astro no asistiera
la nube tumultuosa que alarma y que contrista.


Y mirad tal se arrastra... ¿No se dijera hermanos
que en la flora del cielo las nubes son gusanos?—
—Callad, callad, las nubes tienen un noble vuelo.
—Las nubes son la Envidia, si Envidia hay en el cielo!—
—¡Ah! ¡ved cómo resaltan en la extraña querella
lo negro de la nube, lo blanco de la estrella!





AL VUELO

La foma es un  pretexto, el alma todo!
La esencia es alma. ¿Comprendeis mi norma?
Forma es materia, la materia lodo,
la esencia  vida. ¡Desdeñad la forma!
 

Entre las flores preferid la agreste
Más que al celaje que en la tarde rubia
es arabesco del dosel celeste,

amad la nube que revienta en lluvia, 
 

Amad la alondra abriendo melodioso
como abanico de cristal  su arpegio
más que al faísán —el ave sol
pomposo
y empurpurado del penacho regio!


—Frente a la Venus clásica de Milo
sueño una Estatua de mujer muy fea
oponíendo al desnudo de la dea
luz de virtudes y montañas de hilo!


Nunca os atraiga el brillo del diamante
más que Ia luz sangrienta de la llama:
ésta es vida, calor, pasión vibrante
aquél helado resplandor de escama!


Nada os importe el vaso, su alma sea

lícor insigne, transparente, sano:
como una palma señorial la Idea
nace en el centro mismo del pantano!


Yo he visto en sueños, lívidos de afanes
entre una bulla espiritual, burlesca,
pasar mudos, confusos los Cristianes
ante Ciranos de nariz grotesca!.

 Y no os hechice la pomposa palma

oferta a huecos triunfos de apariencia,
eternamente componed el alma
ante el espejo leal de la conciencía!.

    Y si en la vida estáis, ¡sed de la vida!
que, tras el brillo de un ensueño insano,
pudiera un día, vuestra fe perdida,
mirando al cielo entrar en el pantano.
 

Desdeñad la apariencia, la falsía,
la gala triste del defecto erguido:
menos tendréis que descubrir un día

desnuda el alma horrorizada, fría
ante el Supremo Tribunal temido!



MI ORACIÓN
 

Mi templo está allá lejos, tras de la selva huraña.
Allá salvaje y triste mi altar es la montaña,
mi cúpula los cielos, mi cáliz el de un lirio;
allá, cuando en las tardes lentas, la mano extraña
del crepúsculo enciende en cada estrella un cirio,

por entre los fantasmas y las calmas del monte,

va mi musa errabunda, abriendo un horizonte
en cada ademán... Hija del Orgullo y la Sombra,

con los ojos más fieros e intrincados que el monte,
pasa, y el alma grave de la selva se asombra.

Y allá en las tardes tristes, al pie de la montaña,
serena, blanca, muda, con esplendores de astro,
erige la plegaria su torre de alabastro...
Y es la oración más honda para mi musa, extraña,
tal vez porque hay en ella la voz de la montaña
y el homenaje mudo de la natura grave...
Es la oración del alma, flor grandiosa y huraña
de los grandes desiertos. En los templos no cabe.