lunes, 6 de febrero de 2017

Rafael Lasso de la Vega

Rafael Lasso de la Vega nace en Sevilla, el 28 de febrero de 1890, participa desde muy joven de la bohemia madrileña de principios de siglo. Su figura llena de pintorescas anécdotas las memorias de Cansinos y de González-Ruano. Es por entonces uno de los poetas menores del modernismo, que unas veces se inclina hacia su lado más simbolista y otras hacia el más decorativo. Esa primera etapa está recogida en sus dos primeros libros y en numerosos poemas dispersos por algunas de las revistas más populares de la época, como Blanco y Negro y La Esfera. Rimas de silencio y de soledad, apareció en Madrid, en 1910, dedicado “a la memoria del divino Gustavo Adolfo Bécquer”. A partir de 1919 se convierte en uno de los adalides de la vanguardia, colaborando con frecuencia en la revista Ultra. Tristan Tzara lo incluyó en 1920 en la lista de los «présidents Dada», junto a Cansinos. Huidobro y Guillermo de Torre. Esa abundante colaboración queda dispersa en las revistas de vanguardia -no sólo españolas, también francesas como Le Libre Essor o La Vie des Lettres- hasta que Juan Manuel Bonet incluye buena parte de ellas en su monumental edición de Poesía. Es también Bonet quien ha puesto de relieve la mixtificación bibliográfica que Lasso lleva a cabo a partir de 1936, con la publicación de la antología Pasaje de la poesía, que supuestamente recogería poemas escritos entre 1911 y 1927. En 1936 la vida bohemia de Lasso de la Vega ya ha quedado atrás. Se ha casado con la pianista Florine Baer, ha cambiado su apariencia física y ha hecho realidad sus aspiraciones aristocráticas: firma Pasaje de la poesía como «Marqués de Villanova», título que ya antes había utilizado esporádicamente. A partir de entonces vivirá en Italia y en París hasta su tardío regreso a España, donde morirá el 23 de diciembre de 1959. Sus libros serán fundamentalmente lujosas autoediciones destinadas a presentarle como un abanderado de la vanguardia española. Para ello no tendrá inconveniente en falsificar las fechas e incluso falsificar materialmente, en los años cuarenta, una primera edición de 1916. En el prólogo a la traducción italiana de Prestigios, aparecida en 1944. Anna Bonetti escribió: «A Villanova se le debe toda la poesía moderna española y no se puede negar que él solo ha abierto la puerta a los renovadores».

Cuando ya nos importan poco esas viejas polémicas vanguardistas sobre quién fue el primero en esta o aquella novedad tipográfica (Huidobro tenía idéntica obsesión y también cedió a la falsificación bibliográfica), la poesía de Lasso de la Vega se nos presenta como una de las más variadas, significativas y misteriosas de su tiempo.
De la 
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes 
http://www.cervantesvirtual.com





Momentos tristes de mi soledad,
momentos tristes de mi corazón,
cuando lloraba, lleno de ansiedad,
al morir de mi última ilusión…

¡Cómo os recuerdo con el alma, amores
que en el silencio se os miró nacer!
¡El puro amor hacia las puras flores
a la hora lenta del atardecer!

Mi amor sublime hacia la estatua bella,
blanca en el fondo del jardín florido;
mi amor lejano hacia la fuente, aquella
que dice un grave madrigal dormido;
mi amor distante hacia la tenue estrella…
—¡Cosas perennes que decís olvido!

Una tristeza presagió la aurora
para la tarde de su mismo día…
¡Una tristeza presagió la mía,
y es esta misma que se cumple ahora!




Canción

Me vi en medio de un camino
solo con la soledad.
Si era larga mi jornada,
más me quedaba que andar.

Mal de amor era motivo
de mi bien y de mi mal;
¡sólo los sueños del alma
se me tornaban verdad!
Llevaba sed… ¡Aún la llevo,
y siempre la he de llevar!
¡La sed que sienten mis labios
la tierra la secará!

¡Ay, alientos del amor
que dicen de eternidad!
¡Ay, sed del alma, que sólo
la muerte puede secar!...
El corazón dióme fuerzas
—las mismas que ahora me da—
¡que a quien no apaga su fuego,
las fuerzas le bastarán!

—¿Quién puede decir no llego
adonde hay que llegar?
—¡Ay, alientos del ame
en el sendero fatal!
¡Sed de los labios del alma
que es necesario saciar!
¡Ay, luz en el corazón,
mala estrella, adversidad
de este sendero, sobrado
para reír y llorar!

¡Sendero que hay que seguir
desde el principio al final,
y que una vez que se empieza
nunca se vuelve a empezar!






¡Oh enigma de la casa vieja y abandonada
que hallé una tarde triste al borde de un camino!
Estaba en el secreto de la puerta entornada
todo el encanto, toda la clave del Destino.

Como una pobre alondra dormía desolada
al blanco de las lluvias y del cierzo aquilino.
¡En la llanura estéril, monótona, cansada,
muy solitariamente se levantaba un pino!

Temblando abrí la puerta y penetré… Tenía
aquella vieja estancia arruinada y vacía
una ausencia añorante y un ambiente de hechizo…

La recorrí…—¡Oh enigma de la casa desierta!
¿Por qué podemos todos abrir tu extraña puerta
y recorrerte toda sin demandar permiso?
La Elisa



EL ESPÍA

El cielo estaba azul y limpio el horizonte.
—¿Quién es el que me sigue andando en el camino?
-El sol se oscurecía detrás del alto monte…
Yo interrogué a la tarde triste por mi Destino.

—¿Qué espíritu a mi lado me persigue y me nombra?
—¡Oh, misterio inaudito! —¡Soledad, séme buena!../
Una luz me acompaña; junto a mí va mi sombra,
y mascullo un manjar delicioso: ¡mi pena!

Alguien me va acechando. La palabra del viento,
¿qué me dice al oído? —Yo me he visto un momento
en mí mismo… ¡Oh terror! —La tarde se ponía…

¡En todo encuentro un algo de amor y de misterio!
—¡Alma, dime, si sabes mi loco cautiverio,
quién me sigue a distancia y celoso me espía!
1906 



Recuerdo

Yo era un niño que miraba la aurora
al borde de la vida con mi melancolía;
¡tú eras una violeta… y entonces, como ahora,
con todos los impulsos de mi alma te quería!

En secreto mi pecho su amargura velaba
y era un éxtasis mudo mi celeste consuelo;
¡encantado vivía del amor que llevaba,
y mi amor en mi vida era un trozo del cielo!

Las alondras cantaban al triunfo del día;
era el cielo un prodigio en la dulce mañana,
y, una a una, las rosas de mi pobre alegría
deshojada en el llanto de mi pena temprana.

Tu recuerdo en mi alma tenía la pureza
de un paisaje copiado sobre el agua dormida,
y al soñar con tu nombre, pensaba con tristeza
que sin ti me faltaba lo mejor de la vida.

De madrugada iba al jardín, cuando era
el tiempo de los nidos y el tiempo de las flores;
no sé lo que decía en mí la primavera,
pero sé que en mi alma hubo un eco de amores.

Yo nunca me atrevía a mirarte de frente;
mi emoción se exaltaba en dulce desconcierto,
y, ante ti, era todo mi amor como una fuente
helada, en que se rompe un sol brumoso y yerto.

Todo me hablaba, en frases de amor y de cariño,
de ti, cuando penaba porque no te veía.
¡Soñaba tantas cosas…! Yo era entonces un niño…
¡Con toda mi alma muda te amaba y te quería!
1906



LA NOCHE

Vendrá la noche silenciosa y triste;
habrá en mi corazón un dulce sueño;
todo estará sumido en la penumbra
y a solas gozaré de tu recuerdo.

—Me hundo en la noche mientras ella duerme.
La luna dice su encantado cuento;
todo reposa silencioso y mudo;
¡sólo se escucha suspirar mi pecho! —

Mi oscura habitación será una sombra,
y en el cristal luciente del espejo
se posarán los besos de la luna
en una claridad que es de silencio.

Vendrán las horas y se irán las horas;
mudas y graves, en desfile lento,
irán pasando por la esfera blanca
mientras se mece acompasado el péndulo…

Y en tanto que mi pecho se consume,
ella, tranquila, dormirá en su lecho.
Yo, inmóvil, asomado a mi ventana,
pareceré en la sombra que estoy muerto.





Tus ojos están llenos de eternidad profunda.
Estremecen de amor y besan cuando miran.
Tus ojos constelados de puntos luminosos
como el azul nocturno de estrellas infinitas!

¡Arde el amor fecundo en tu mirada, el fuego
que dora los trigales y vence con la vida!
La llama inextinguible de un sol antiguo, eterno,
que hace tu corazón fragante, ¡hoguera viva!

Hablan por ti los siglos que ardieron en amor.
En tu alma se renuevan las fuerzas abolidas.
La antorcha innumerable, eterna en su apogeo,
brilla en tu juventud hermana de la mía.

¡Mi juventud ahora, en toda plenitud!



LLUVIA

La lluvia tiende sus cortinas
grises, tristes, luctuosas…
¡Lágrimas vespertinas
que deshojan las rosas!

Las tristezas otoñales,
¡cómo entran en el alma! Llueve el cielo
con finas lágrimas letales.
Lloran sus rosas los rosales
tácitamente, sin consuelo.
Delicadeza… Dulces males…
Hojas mojadas en el suelo
sobre el verdín de los viales.

Fina arboleda idealizada
bajo un sopor de llanto inmenso,
como al través de un cendal denso..-.
Una humareda aletargada,
nube que sueña, triste y quieta.
Troncos de color violeta
entre la fina lluvia callada.
Las estatuas de la glorieta
tienen frío… La fuente está mojada…
El agua se estremece como inquieta
mariposa argentada.

Bajo la lluvia todo expresa
un dolor mudo, interminable…
El cielo gris llorando besa
la tierra triste y lamentable.
La bruma informe y lenta, vaga
y hace confusos giros, lejos.
La tarde, pobremente, se apaga,
sin oros ni reflejos.

Hoy no hubo sol. Monotonía
desoladora. El cielo se oscurece
como una brasa que se enfría.
¡Oh, qué tristeza! Avanza y crece
el gran misterio. El alma mía
llora angustiada bajo el cielo.
Y entre la lluvia se va el día
como llorando sin consuelo.




DESFILE

La ciudad está loca.
Su Majestad el Carnaval deambula.
Salta sobre los adoquines
la muchedumbre gárrula y barroca.
La mascarada gesticula
con su disfraz, hace mohines
y absurdas piruetas.
No habla verdad ninguna boca
bajo la inquietud de las caretas.

Está loca, está loca
la ciudad…
Ebria y vesánica, delira.
Tras el disfraz de la mentira,
oh, cómo salta la verdad!

Pasa la aglomeración cinemática,
descarada e hilarizante,
con algo de pantomima acrobática,
de satanismo bufo y de inebria danzante.

Pasa la turba de arlequines,
scaramuches, turlepines
rebates y pantalones,
en un vértigo de confetis, serpentinas,
gritos, risas y canciones,
entre comparsas y estudiantinas.

En el desorden, —norma de la mascarada—,
van don Crisel y Corcoveco;
va Colombina, cada vez más empecatada,
vestida de fina seda;
y va también Pierrot, tan pálido y tan seco
desde la última madrugada.
Y todos de las manos, danzan haciendo rueda.

Lenta la noche se aproxima.
La tarde muere acompasada.
Tornan de la parada
los carruajes de la pantomima,
las carrozas de la comparsa,
por la gran avenida donde bulle la farsa.

De pronto Corcoveco, —que es doctor
en juris y en prudencia—,
ve a su novia del brazo de un amor,
—el último—, un doncel de arrogante presencia.

Parapetado tras los carruajes,
el doctor apostrofa
a la pareja, que se mofa
haciendo cuernos y visajes.
Por fin, lo atrapan el doncel y la amiga;
y le dan tal molienda de palos, que le obliga
a pasar la Cuaresma entre vendajes.




ATARDECER DE PRIMAVERA

La tarde rosa languidece
sobre los bulevares amplios y bulliciosos.
Poco a poco, la sombra del crepúsculo crece,
y se van encendiendo los focos luminosos
entre las ramas florecidas
de las verdes acacias. Es la hora sonora,
risueña a nuestras vidas.
Primavera sonríe con brisa halagadora.
Y la ciudad, iluminada,
como una nueva aurora
vence al cielo tranquilo de la tarde violeta
con su primer lucero, y a la luna rosada
de abril que nadie mira, —nadie más que el poeta.

La vida cotidiana se hace brillante ahora;
se transfigura todo… Inundan las aceras
las multitudes pasajeras;
están los espectáculos dispuestos;
se animan las terrazas de los cafés; se encienden
todas las luces, y hacen gestos
de color, los anuncios luminosos. Propenden
los ánimos al goce nocturno, ya depuestos
los tráfagos diarios.
En tanto, el cielo azul sueña con sus luceros…
Y allá lejos, a oscuras, tras las verjas cerrad;
con sus lagos, sus fuentes, sus olmos centenarios
y sus blancas estatuas en los mudos senderos,
se quedan en la noche los parques solitarios
bajo la luna y los luceros.




FLORACIONES ESPIRITUALES

Mi corazón está maduro
y, por lo tanto, pleno de belleza.
Tal un fruto en sazón,
exuberante, puro
y dulce bajo la corteza
roja, como su sangre, roja
como el sol y como el fuego.

¡Ah! Es hermoso tener un corazón,
maduro ya por la congoja
de la vida y el placer ciego;
un corazón, tesoro
de amor, de luz y ciencia,
que de toda inmundicia se despoja
y ama el sueño de oro
que alumbra y purifica; un corazón
dócil siempre a la emoción
más intensa, blando al ruego
y pronto a la pasión,
y que en sí mismo aislarse sabe,
como bajo el ala un ave,
para la meditación…



Las estrellas lejanas
siempre encantaron mi vida,
y fue su luz desconocida
la aurora de mis mañanas.
¡Claridad de las altas estrellas!
¡Nostálgicos sentimientos!...
Mis ilusiones siempre bellas
y mis más hondos pensamientos
fueron estrellas lejanas.

Frente al jardín abiertas
están siempre las puertas
de mis floridas ventanas
para mirar hacia los cielos.
Y en la paz de las noches inefables,
nubes blancas, lunas bellas
y emocionadas estrellas,
ver navegar mis anhelos
como sonrisas hacia ellas.

¡Oh, excelsitudes de mis vuelos!
Claridad de lejanas estrellas…
 *  *  *
¿El alma tiene luz de luna?
¿Serenidad azul de firmamento
nocturno, y claridad de estrellas?...
El alma tiene una
serenidad y un sentimiento
de melodiosas querellas
y blancas alegrías.
Tiene un presentimiento
y una nostalgia … Y tiene lejanías.

¿Y luz de luna?... Sí;
¡como cuando la luna
en el gran conticinio de la noche, reposa
tan bella y silenciosa
—más que ninguna
otra celeste diosa—
¡entre las blancas nubes, casi humana!
Tal una ausente hermana
menor, candorosa y pura,
vestida de blanco toda,
como para una boda
extraterrestre. ¡Oh tácita criatura!
¡Oh expresión
de la más alta soledad!
¡Tiene tu corazón mi corazón
Tan lejos todavía!...

Flor virginal, criatura hermosa
llena de encanto femenino,
—mas sin sexo—. El alma mía,
;sí, luna candorosa,
tiene tu resplandor divino
¡el alma mía silenciosa!






Yo soy el que comprende, el que adora y suspira.
Toda la primavera canta en mi corazón.
Siento con la armonía de la tierra que gira
y en el azul del cielo con la constelación.

Voy sobre los abismos, bajo el cielo, en Pegaso
volando, atento al ritmo de mi música interna;
y las formas se ofrecen, sagradas a mi paso,
con la expresión cendrada de su belleza eterna.

Porque todo en el mundo es bello eternamente,
y cada instante tiene su inefable emoción.
Canto con las estrellas, suspiro con la fuente
y sueño con la luna la célebre visión.

¡Oh, celeste visión del alma mía pura,
y de mi corazón, que sueña, iluminado
por el amor divino, por la eterna hermosura,
ante el tiempo infinito y el más allá ignorado!

Admiro la belleza del mundo… la alegría
profunda de las cosas, y el profundo dolor…
Sobre mi pecho alienta la divina armonía
como brisa que pasa y estremece la flor.

Un sol eterno y puro me alumbra noche y día…
¡Porque en mi corazón está el amor!

1919.




RECUERDOS
(J’écoute au fond du coeur des échos de l’enfance!)

Oigo en mi corazón ecos infantiles.
Vienen de aquellas sendas distantes, solitarias,
bajo la tarde alegre, perfumada de mirto.
Olor de jardín recién regado. ¡Qué gentiles
los geráneos de diversos colores!
Los árboles tenías transparencias acuarias.
Mi hermana alegraba las flores
con su pequeña regadera;
reían los pétalos y las hojas verdes
bajo la lluvia fina que vertía su mano.
Cuando refrescaban las tardes del estío
íbamos al paseo. ¡Qué júbilo de fiestas
sentía el pecho mío!
Los parques suntuosos y bellos
con sus misteriosas florestas;
cabelleras celestes con dorados destellos.
La glorieta con estatuas de mármol;
el kiosko cerrado en la isla del estanque.
Emoción infinita de la fuente
y el salto en éxtasis del surtidor.
Después en el puerto, eran los navíos
casas maravillosas
ancladas a la orilla del río.
Mi gato negro era un emperador.
Y de noche, la luna nítida y redonda,
la azucena más blanca del jardín,
hermana de los cisnes olvidados,
solos entre las sombras de los parques cerrados.
Mis ojos veían en todas las cosas
las imágenes vivas de un mundo anterior.
Fragancias de viajes por países remotos.
Mástiles empavesados en las radas azules.
Caracolas marinas, cerámicas exóticas,
frondosas islas vírgenes, enormes estuarios.
El alma de mis antepasados,
nautas intrépidos, consultores de estrellas,
despertaba en la mía vagas reminiscencias.
Y asomado al balcón, en las tardes tranquilas,
bajo el cielo impoluto, transparente nostalgia,
evocaba los mares lejanos y sin fin.
Pero, sobre todo, durante la noche, en el silencio,
la luna llena sobre los tejados,
la gran luna, decíame cosas evocativas
cuyo sentido extraño aún influye en mi vida
como un enigma blanco tendido sobre mí.





HORA

Esta hora viene suspendida del pico de un cuervo.
Sala de las nubes que la luna entreabre como cavernas heladas y desiertas.
Gira alrededor de las veletas rechinantes y agota como el viento las oscuras chimeneas.
Rebota en las campanas de las torres lejanas.
Se precipita verticalmente en el silencio sobre los patíos, las calles, las sombras.
Busca todos los intersticios, llena todas las oquedades.
Rueda por los aleros que gotean como el cló cló después de la lluvia.
Y se diluye en el lago de la ciudad.






CONJUNCIÓN ABISMO

La esquina solitaria otras veces
nadie había visto atención clínica de urgencia
se necesitan aprendizas
la puertecilla de cristales de colores con luz dentro gira sola
y el farol rojo ante los anuncios pegados a la pared
En el gran silencio de mil orejas y en la soledad reducida
que mira estrechamente desde un millón de ojos
abierto toda la noche
se llama el paravant y es sabido
cosas misteriosas habrán pasado por aquí
horribles sombras, palabras en la oscuridad, pasos incertidumbres,
y tal vez nada a la luz de los reverberos de un diente
porque la noche se desploma desde los desvanes allá arriba
entre las chimeneas que se pasean en grupos
cogidas de las manos con sus sombreros de copa
llevan todas las llaves todas las campanillas todas las ventanas
y el viejo pequeño bar de la callejuela sonámbula
las fanfarrias de otras horas risueñas
y el siglo pasado
también los licores y las casas de vencindad y los music-halls
las puertas traseras de los teatros y el maquillage
todo de aquí a un momento no es prudente
lámpara discreta en el interior curiosidad
paraguas mojado señoras y señores bien entendido
a mano derecha, señorita mecanógrafa
peluquería, imprenta hace bastante frío
las piezas del ajedrez ahora
suena ció ció el canalón de diciembre
conversación ocurrencias el humo de la pipa
o el piano mecánico a estas horas con todas las revistas
y un bello rostro conocido hasta el día siguiente




UNIVERSOS

Yo amo los cantos que llevan dentro  
aire, agua, tierra y fuego,
los cantos que son claros, ligeros y diáfanos,
vivientes como mundos lanzados al azul,
con algo de magia y de prodigio,
cual pompas de jabón que no se rompen.

Yo canto para que dancen bajo el cielo
los que vendrán un día.

El mundo no envejece, se renueva,
se hace más puro, más ágil y sincero,
y el porvenir es siempre joven.

La vida es voluntad alegre y bella,
y el arte el juego más sublime de los juegos.

Las visiones del mundo son profundas
en las aguas más hondas y tranquilas,
pero vuestra mirada ha de ser pura.

Malditos son los que producen
el lodo de las aguas removidas.

La esfera de cristal concentra el orbe en iris,
y es ella misma un orbe sutil y transparente.





NOCTURNO
A Ad. De Falgairolle

Los jardines de la noche
lucen de fiestas y galas.
Qué cielo de serpentinas!
Qué luminosas guirnaldas!

Qué arboledas de teatro
bajo las luces nevadas!
Qué carruseles de espejos
allá por alturas claras!

Las admirables estrellas
muy gentiles y enjoyadas,
visten sus trajes más ricos,
sonríen, suspiran, hablan.

Con abanicos de plumas
divinamente escotadas
están en palcos azules
abanicando su nácar.

Miran tras los varillajes,
se apoyan en las barandas
y oyen de claros silencios
las musicales fragancias.

Abajo misterio y sombra.
Negras tierras solitarias.
La honda calma del estío
templa su rostro en el agua.

Hacia espesores de campo
sendas medrosas avanzan
y del canto de los grillos
la oscuridad se abrillanta.
Doñana, 1915




ENIGMAS
A Fernando Villalón, conde de Miraflores

El tiempo que no ha pasado
La ventana que se abre de pronto
La lámpara que aumenta su brillo
El perro aullando en la noche
La llave que se ha perdido
El espejo que no estaba roto
La novia que llora sin motivo
El gato negro que se entró en casa
El vaso que se rompe solo
Los muebles que hacen ruido
La puerta siempre cerrada
El cuadro torcido en la pared
Los tacones que andan en el tejado
El reloj sonando otras horas
El hombre que vuelve a entrar
El desconocido que siempre encontramos
La voz del que no se ve
El can que nos sigue por la acera
El ausente a quien recordamos
y no tarda en aparecer
1916





CALLE DE LOS ANGELES (Sevilla)

Todo sonaba en aquel jardinillo
como dentro de un pozo verde y hondo
Las campanas de la Giralda
depositaban sus sonidos
entre las enredaderas del fondo

La fuente de azulejos adosada en el muro
manaba al pie de una hornacina
con la figura de un Tritón a cuyas piernas
se enroscaba la cola de un delfín

Por el agua cruzaban peces rojos y oscuros
Y sobre las macetas de aspidistras
una gran bola de cristal copiaba el mundo

(Como no era mi casa
allí todo me parecía
igual que en los libros de cuentos)

Cierta noche de verano se oía
un piano distante tocando seguidillas
y un son de castañuelas tan dentro de la fuente
que daba miedo

Yo tenía siete años
1913




PENUMBRA

Tantos pensamientos desterrados
Incluso la campana dando adiós a su eco
La soledad llena de distancia
Las casas sumisas bajo los tejados
Las calles profundas hundidas como fosos
Torrente de silencio bajo los faroles
Celeridad desierta en estos muelles abandonados
Bajo los puentes de las horas tan viejos y enmohecidos
En la brisa que se derrama
En el gesto de las ventanas ciegas
En el amanecer de la estrella más joven
En el rostro que asoma sobre la ciudad
Ánimo del ambiente
Pleamar de lo lejano
Arroja sobre estas playas no sé qué misterios
Palabras sin voz que turban la sangre
Estremecimiento desconocido
Rozando vidas
Abre las puertas mudas        sin resortes
Como el reloj girando las horas     A tientas
Los sentimientos andan en el aire
Pesos que flotan intangibles
Negras cortinas        Frentes inclinadas
La báscula del sueño sobre nuestras cabezas
1915



ÁNGELUS DE LA TARDE (Ávila)

En las nubes se abrían rompimientos
de luz violeta y amarilla
y un gran silencio gris se detenía
en la paz de los campos

El camino entre álamos seguía
los declives Y al fondo
la ciudad almenada era un tesoro
en la corona de un santo guerrero

Las campanas de las Teresas
reverenciaron en el aire
una presencia invisible
Y sus sones eran como ovejas

Y a través de los álamos se hizo
ese estremecimiento que corre
moviendo apenas las hojas
cada vez que algún ángel va de camino
1916



MADRUGADA DE SAN JUAN

Por el aire
al resplandor de las hogueras
surgieron de los fuegos navíos bautismales

(La cautiva se sienta al banquete de Herodes
-Danzaré si me das la cabeza del santo
Y Salomé danzó toda la noche

En los jarales
cuando amanece la mañana de San Juan
hay mil flores bermejas que son gotas de sangre

Y por las dunas
detrás de los pinares
una bandeja roja que es la luna
1916




Madrugada en los arrabales desiertos
Mástiles en los puertos cansados
Alba lenta y fría de los inviernos largos — no vengas
Es pronto todavía
Una hora más de noche

Rincones de esas calles tendidas a las sombras
Faroles encendidos al misterio
ante los viejo muros con grafitos y anuncios
Puertas de cabarés discretamente abiertos
y esquinas como naves varadas con sirenas ocultas
Una hora más de encanto

Una hora más para las orfandades de este amor sin amor
hermano de los ángeles sin alas
entre vinos y músicas y bailes de taberna
donde mi corazón de pájaro en su jaula
de pez en su pecera canta y sueña

Una hora más siquiera

Y si fuese posible todas las horas de los días
para esta ingenuidad feliz entre peligros
esta vida en andanzas de horror —— pero sin miedo
Su confianza asusta

Ah ventanas cerradas de la casa despierta
en donde no se entra que de noche
Rincones misteriosos con grafitos extraños
como el registro íntimo donde conservamos ocultos
los secretos inconfesables

Aceras con faroles ya apagados
al baño frío de una mañana turbia puntual y forzosa
y sopor de tejados que no quieren alzarse
dormidos bajo un cielo ambiguo y descompuesto
mientras la aurora encinta
mana la sangre horrible de los partos funestos

La sangre de los tráfagos diurnos
de los mercados bulliciosos
de los silbatos de las fábricas
de los talleres y los mataderos — la sangre
la sangre que fluye a la ciudad y que impulsa
las señales del mundo y del infierno
contra la gloria y la inmortalidad

No amanezcas aún alba triste — no vengas
y no alumbres la tierra ni mis ojos
Un momento de tregua para este corazón que no quiere saber
sino la noche suya sin presiones ni urgencias
(donde sé que indulgentes desde el cielo me siguen
los ojos de millares y millares de estrellas)

Un instante tan sólo antes de amanecer

Aún resta por llenar la penúltima copa

Rincón rincón terrible de los grafitos de mi vida
qué cal podré yo darles que no se transparenten
si no es más negra todavía

Ah miseria dorada de un amor sin amor
He comprado el placer como una lámpara
La encenderé sin prisas sobre el lecho alquilado
junto al cuerpo desnudo de la mujer desconocida
la alcoba bien cerrada para seguir siempre de noche
hasta que el sueño me derribe
mientras afuera vence la claridad violenta
Yo dormiré de día
1916
A Paulino Fz- Vallejo




ARROYO

Reluce como un ampo
al verdor de la orilla
La belleza del campo
a sus pies se arrodilla.

En pendientes se enarcan
braceando sus ondas
Los músculos se marcan
en las piedras redondas

Un relámpago fijo
una espada tendida
un claro regocijo
simple como la vida

Y un encanto que avanza
en permanente ahora
El tiempo en la esperanza
sin fin murmuradora

Con temblor de revuelo
se fía a su destino
El arroyo es el cielo
al largo de un camino
Guadarrama, 1914
A Javier de Winthuysen





PLURAL DEL AGUA MÍSTICA

De oro blanco — tal ella a sí se estima
que en su modestia de ínfima resalta
A sus labios los cielos aproxima —
oh candida y sin sexo — ubicua y alta
Trasunto inmaterial va por encima
en la paz transparente que la exalta
Toda horizonte se une con el cielo
y su nivel se cruza con su vuelo

Hogar puro en aliento que se esfuma
la acoge el viento en impalpable vaso
Las alas mueve y flota entre su espuma —
misterio azul en tránsito y traspaso
Sus sueños son de vidrio perla y pluma —
aurora renaciente de su ocaso —
par de sí misma y múltiple en su copia
transverberada en auges de sí propia

Trances suyos — sus gozos — su embeleso
en beatitudes que el silencio emana
Burbuja de ilusión — sílaba y beso
—y un éxtasis que en glorias se devana
En loretos viajera — ya sin peso —
del azul sin figura casta hermana
por escalas del aire intacta sube
navegadora en rumbos de la nube

Es de sabor de hostia la pureza
que trasluce su hechura — fluido seno
De la roca entre el junco y la maleza
sus ojos brotan de mirar sereno
Rosario ingenuo que discurre y reza
en él se ahonda el infinito pleno —
y en música y en simple idea labra
la expresión absoluta sin palabra

Clara sor de Francisco — hermana mía
No se dice tu encanto — agua que eres
la belleza del mundo! Tú María
escogida entre todas las mujeres
Virgen exacta rigurosa y fría
agraciada de ricos alfileres —
Diana de mil lunas en reflejos
sirena cuyos peines son de espejos

Te adoro en mi jardín casi criatura
entre geranios mirtos y azucenas —
y en mi patio también cuya blancura
iguala el mármol de tus tazas plenas
En altares de fuentes tu aventura
es nostalgia feliz — llanto sin penas
Y el cuento que de niño me extasiaba
viene de un lejos lejos que no acaba
1915




Las calles están llenas de lluvia y de tristeza
Las avenidas tienden sus árboles sin nidos
Las bellezas de ayer lloran como las hojas
y sus lágrimas bañan las aceras que piso

Mi sombra es esta tarde la sombra de otro hombre
No sé mi corazón adonde se habrá ido
La ciudad va encendiendo sus luces poco a poco
y el crepúsculo cierra la noche como un libro

He andado todo el día recordando mi vida
El pasado me ataja cruzándome el camino
Las horas más felices volvían a mi lado
Mis más bellos recuerdos no me han reconocido
1917



CANCIÓN MARINA DEL AFÁN AMARGO

El mar es patria de dioses
la cuna la belleza
Yo quiero ser marinero
en olas de azul y perlas

Haré una nave de gozos
y de deseos las velas
más sensible y melodiosa
que un instrumento de cuerdas

Marinos tus lindos ojos
donde cantan las sirenas
aliciente de mi alma
oh mi linda marinera

La sal que probé en tu boca
se me ha metido en las venas
y no hay alivio a mis ansias
desde que tú no me besas

Con el sol y con la luna
hacia ti van mis tristezas.
Por las olas por los vientos
tú mi diosa tú mi reina

En la playa el mar se rompe
y de nuevo recomienza,
así mi pasión en lucha
prende cada vez más fuerza

En mi secreto te escucho
y mis mientes te recuerdan
como las voces del mar
a las caracolas llegan

Toda una vida anterior
renace con tu presencia.
Y era ya tuya mi alma
antes de que yo te viera

Mal ángel la suerte mía
que de tus brazos me aleja.
Amargo afán de mi vida
tu mi patria tu mi tierra

Más allá de este horizonte
contra vientos y mareas
yo quiero ser marinero
del mar que contigo empieza
1917





El mundo es un misterio que no se manifiesta
Oigo un agua constante redonda como el tiempo
Es la voz de un torrente? La presa de un molino?
El bordón de una abeja libando los silencios?

La rosa del espacio despliega su corola
Las hojas impalpables sin forma como el cielo
esparcen esta esencia fluida que circula
y se exprime en sutiles atmósferas de sueño

Una espiral en éxtasis se eleva en la constancia
La vida se extenúa de sombra y de misterio
Yo dialogo sin frases conmigo mismo y noto
un aliento remoto palpitar en mi aliento

Mi cabeza se pasma y el sentido vacila
La memoria se pierde sin antes y sin luego
El presente es ayer y es mañana y ahora
La rosa multiplica sus hojas como espejos
1918



Yo pienso si seré yo
quien conmigo está — si no
seré otro que mi mismo
oculto y desconocido —
otro dentro y en las cosas
más cercanas y remotas
que se va por mis sentidos
a mundos que nunca he visto
Pienso y siento con el aire
con el agua con los árboles
con los seres con la vida
Aventuras de poesía
oh supremas aventuras
por reinos que no vi nunca
Filos de luz y palabras
que en la fuente dice el agua
Frases puras del silencio
y en las hojas y en el viento
Ni verdades ni mentiras
aventuras de poesía
Otras cosas y otros cauces
más seguros que verdades
aún más claros y más hondos
Eso que sabemos todos
sin saber que lo sabemos
Ni realidades ni sueños
1936





CREYENDO SOÑAR

Yo no me asombraba de lo que vi en sueños
creyendo soñar mientras que vivía
La noche se ungía de extraños beleños
y el sueño era vida que soñar creía

Tú entonces viniste con vida tan cierta
de allá del olvido a través los años
Tan cierta viniste viva estando muerta
que tu aparición no me deja engaños

Y te siento cerca tú que estás tan lejos
Ah sueño sin sueño — rara realidad
Que no sé cual sea como los espejos
unos dentro de otros qué espejo es verdad
1934


VERTICAL

La tierra es polvo de tumbas
insensible cementerio
El cielo arriba presencia
infinita de lo inmenso

Y el hombre marcha de pie
entre la tierra y el cielo
el pensamiento en la frente
y el alma en el pensamiento
Silos, 1935




EL MISMO AIRE

Me acuerdo de aquella noche lejana
De repente me acuerdo de aquella noche
que tenía idéntica fragancia
igual color y el mismo aire que ahora corre

(Fue un momento tranquilo y solo
desde la galería sobre el patio
No pasaba nada que hoy se le parezca
Era en Sevilla y debía ser abril — hace muchos años)

Me acuerdo ahora sin quererlo
     De aquella noche? Su luz llega
tan vaga y tan distante que casi no distingo
si todo aquello fue una estrella

(El tiempo pasa como en sueños
Las cosas deja atrás sin brillos
Y todo adquiere luz de noche — un eco tenue
y en él un solo punto definido)

Y no sé mas aunque quisiera
de aquel instante simple — aislado
Sólo el nivel de su emoción me llega
Lo demás tendría que inventarlo
Venezia, septiembre, 1937
(Palacio Zen alie Zattere)




SERENATA

«Vengo a cantar una canción (a nadie)
una canción (al aire y a las sombras)»
Canción que en esta noche los canales
guardarán en la alquimia de sus ondas
     sinuosos reflejos en las aguas
al paso de mi góndola suave
negra como la máscara enlutada
del pasado (escondida en el secreto
terrible de los blancos antifaces)

«Contarina Serena Loredana
vuestros palacios sobre el Canal Grande
son máscaras de un tiempo que no mira
sino a la muerte» — máscaras de mármoles
surgiendo de las aguas en espejos
de sirenas ocultas (carnavales
de la Piazzetta — fiestas del Ritrovo)
Los ríos silenciosos ondulando
entran en los umbrales que descienden
al misterio del agua — «Quién espera
bajo el felze enlutado de la góndola?»

«Soy yo Venecia tu recuerdo amante —
resucitado corazón — quimera
de un prestigio real! Única lámpara
de Aladino en mis manos! Tú Venecia
y yo en ti con tu góndola cerrada
por los canales que tu encanto lleva
en la noche de noches que no acaban
(mientras llora Sevilla que te quiera)»
Venezia, octubre, 1940
(Canal Grande)

LA CRISTALERA DEL ESTUDIO 
A Julio Antonio

Cada día veíamos alguna cosa nueva detrás de los árboles desde la gran cristalera del estudio. Las hojas caían de las ramas sepultando el suelo del jardín. 
Primero fue la terraza de un balneario. Días después una calle cuya orientación nos era desconocida. Más tarde surgieron una cúpula lejana y muchos tejados. 
Entre tanto el balneario había ido transformándose en un patio de vecindad. Los árboles desnudos acabaron en arañas de cartón. A las hojas en el suelo sucedieron lienzos extendidos. 
El invierno empezó a pudrir de lluvia y escarcha los lavaderos tristes en un campo de cepas torcidas y esquilmadas tras las vallas viejas de un solar urbano. 
La Noche-Buena vimos la luna correr despavorida tras las nubes atormentadas, mientras abajo un estrépito de latones golpeado agitaba sombras en camisa y tiritando. 
Madrid, 1913

ESTRELLA DOBLE 

A su lado yo iba contento
ciñendo apenas su cintura 
Solos los dos con aire lento 
en la cámara semioscura 
nos detuvimos un momento 

Y en su boca cogida al vuelo 
yo puse un beso intenso y largo 
y sus labios sabor de cielo 
me dejaron un gusto amargo 
que dio a mi sangre nuevo anhelo 

En la ilusión porque deliro 
yo no la puedo olvidar 
En todas partes yo la miro 
Tiembla mi ser y al suspirar 
me duele el aire que respiro 

De que pasó la noche aquella 
yo voy feliz con mi tormento 
como su luz porta una estrella — 
la estrella doble en que te siento 
unida a mí constante y bella 

formando un solo sentimiento! 
Lunes 3 de enero 
Hora cuarta de la madrugada 



Te conozco desde antes que nacieras 

¿Estabas tú en un valle de la luna 
—El valle valle de la luna llena? 

Pura y sin tiempo —de color de alma 
—mas ya mujer! siempre mujer— y eterna! 

¿Por qué tan tarde — Porque nunca es tarde
(y sin embargo el corazón me tiembla) 
Porque no es tarde nunca y siempre hay tiempo 

De no haber sido tarde 
¿te habría visto cuando aún no eras? 
¿Te habría yo visto entonces en la fuente 
de aquel jardín de estrella 
que nadie sabe y que recuerdo siempre? 
9 de enero 
(In camera a mezzanotte) 



Te dejaré tranquila 
seguir la ruta que prefieres 
Me iré lejos de ti 
en donde nunca más me veas 
y tú serás la dueña de ti misma 
según tanto repites —yo no se 
si por orgullo o qué motivo extraño 
(¿quién lo podrá saber?) 
Mas poco a poco 
mientras pasen los días 
me verá comparándome a los otros 
como yo me merezco
cada vez más inmenso y más sublime 
el mejor y más grande que has habido 
y habrás ya siempre —no lo ignores Anna— 
el único tal vez —y el que no vuelve 
Y te arrepentirás 
Mas será tarde 
Y restaré alejado de tu vida 
en donde nunca más me veas 
si no es en tu memoria entristecida 
de no querer ser buena siendo buena 
Y luego —cuando pase y pase el tiempo
como tú eres más joven 
y he de morir primero 
tú me verás después que yo me muera 
dominando el jardín de tus recuerdos 
único y puro siempre nuevo y grande — 
como se alza el ciprés hacia los cielos 
sobre todos los árboles
como un remordimiento siempre fijo 
entre el cielo y la tierra siempre alzado 
Y yo reposaré feliz 
feliz eternamente 
de ser tu solo amor —tu triste amor
pues sé que desde entonces mientras vivas 
yo reinaré en tu corazón! 
1 de febrero 
     

Yo no podía saber
antes que tú me besaras 
que el cielo fuese mujer 
17 de febrero 
2 de la madrugada   
  
 En mi interior 
me siento 
avergonzado de mí mismo 
porque he puesto 
en quien no lo merece 
que no tiene precio
todo mi corazón y toda el alma 
mi fe mis ilusiones la Poesía

He sido ciego 
pero comienzo a ver —y estoy cansado 
herido—arrepentido— y veo 
como ya poco a poco 
sin quererlo
el amor ofendido 
se convierte en desprecio 
Sábado 26 de febrero 
12 y 15 de la noche


VENTANAS
Las ventanas de la casa de enfrente!
Cada una tiene su misterio, 
su carácter y su fisonomía. 
Viven íntimamente 
y animan toda la fachada. 

Los juncos de la orilla iluminaba 
con su luciente halo 
y el resplandor hacía 
bullir a flor del agua mil peces plateados. 

En una barca de dos remos 
bogaré por ese río de silencio 
hasta alcanzar el horizonte mágico. 

Tomaré luego de lo alto 
ese farol 
para colgarlo 
de mi techo 
y pondré ese biombo en mi salón. 

Os diré: —¡Lo he traído del cielo, 
donde inventa la noche los países más bellos!