viernes, 10 de febrero de 2017

abedul


Foto: mobinovyc
Abedul. Betula pubescens. Betula  pendula


El abedul es un árbol esbelto que puede llegar a los 30 m, con la corteza blanca y las ramitas jóvenes por lo común largas, delgadas y péndulas. Se distingue por los bordes de las hojas, que son doblemente aserrados (las ramillas glabras, que a menudo son rugosas y con secreciones son rugosas y con secreciones resinosas, y el fruto también glabro. Yemas de invierno pegajosas y cónicas. Amentos masculinos péndulos, que aparecen con las hojas jóvenes Amentos femeninos primero delgados y erguidos, luego péndulos, que finalmente liberan el fruto alado y las características brácteas trilobadas en “flor de lis”. Es un árbol de corta vida, siendo comúnmente pionero y colonizador de los suelos arenosos, turberas y suelos ácidos mediante sus semillas aladas. No tolera la sombra, por lo que árboles mayores y de más larga vida tales como los robles y pinos suelen desplazarlo. A menudo plantado como protector de las plantaciones forestales.
Madera dura y fuerte, pero no muy duradera, particularmente en exteriores. Mayormente usada en Escandinavia para contrachapado, muebles, chapas, esquís. Pavimentos; también para objetos torneados pequeños. Las ramitas se usan para escobas y cepillos; la corteza para tejados, cajas, láminas, y para curtir. Buena madera para combustible.
La savia es azucarada, se fermenta para hacer bebidas alcohólicas y se usa como agente endulzante, y como champú. Las hojas jóvenes son ricas en saponinas y de uso oficinal. Corteza rica en taninos; de ella se extrae el aceite de abedul usado en el curtido de la piel de Rusia. También es un repelente de insectos.
Es un buen árbol para cinturones de protección mezclado con coníferas, y planta excelente para setos. Produce algunos ejemplares muy bellos, con una magnífica coloración otoñal. Da mucha sombra y un lecho de hojas; es incapaz de resistir la polución atmosférica. Prefiere los suelos calcáreos o las arcillas profundas arenosas.
 Oleg Polunin
Árboles y arbustos de Europa
Ediciones Omega, S. A. 
 Para Maurice Méssegué es el:
Árbol mágico en la India, árbol mágico en Siberia, árbol mágico aun para los indios americanos, el esbelto abedul de satinado tronco blanco y desmelenada copa, es el adorno secreto de bosques húmedos y turbales por los que la niebla se desfleca al amanecer… Es el árbol de la sabiduría (porque los preceptores de la Edad Media tenían una rama siempre a mano para sacudir a los zoquetes). Se reconoce fácilmente por su corteza inmaculada, que a veces puede tener un delicioso tono rosado o verde pálido y que, al desprenderse, deja al descubierto soberbias coronas de color antracita. Sus hojas, ovales y dentadas, se tiñen de oro puro en otoño.
En primavera, sus amentos o candelillas, más cortos, enhiestos al nacer, tienen flores hembras; los amentos machos, amarillos y colgantes, abandonan al viento verdaderas nubes de polen.
En el siglo XII, santa Hildegarda, la gran señora de la Medicina de las plantas, recomendaba la flor de abedul contra las úlceras y llagas rebeldes. En el siglo XVI, el médico italiano, Mattiolo, fue el primero en reconocer las asombrosas propiedades de la especie contra los cálculos del riñon y la vejiga. Él bautizó al abedul con el nombre de «árbol nefrítico de Europa».  

Desde luego, mi padre no había leído a Mattiolo cuando utilizaba este vegetal como diurético, en idénticos casos de cálculos, cólicos nefríticos, reumatismo, gota, albuminuria y celulitis. Las hojas, brotes, corteza y savia del árbol son activas tanto si se absorben e» forma de tisana como si se aplican por vía externa (baños, masajes, compresas). Estimulan la digestión, combaten la gripe, rebajan la fiebre, desinfectan las heridas, curan la mayor parte de las afecciones de la piel, protegen el cuero cabelludo (y, por tanto, aminoran la caída del pelo) y dan al cutis de las muchachas  el color de la rosa… 

Recolección: Se efectúa en primavera, cuando toda la energía del mundo se reconcentra después del sueño invernal. Es entonces cuando hay que pedir al abedul sus brotes, sus hojas, su savia, sus amentos y su corteza. Se elegirán los brotes más rollizos y las hojas más tiernas. Pínchese el tronco para que llore lágrimas de la savia ascendente. Arranqúense los amentos lo antes posible, antes de que las flores macho suelten el polen y las flores hembra queden fecundadas. Despréndase la corteza en tiras circulares, tal como se separa naturalmente. La savia del abedul se extrae serrando una rama en primavera. Si es de buena talla, puede dar de 4 a 5 L de savia al día. 

PREPARACIÓN Y EMPLEO:
INFUSIÓN diurética de hojas: échese un puñadito de hojas frescas en. Un litro de agua (3 tazas al día). 
DECOCCIÓN concentrada de brotes (diurética): échense cuatro puñados de brotes en un litro de agua y déjese reducir a la mitad (2 ó 3 tazas al día),
De hojas y brotes contra la cefalitis: échese un punado de mezcla en un litro de agua (3 tazas al día).
De corteza, contra la fiebre: échese medio puñado de corteza, en un litro de agua (de 2 a 3 tazas al día. Este preparado es igualmente activo en caso de digestión difícil). 
MANILUVIOS Y PEDILUVIOS contra reumatismo, gota, etc.: ‘échense de 4 a 6 puñados de corteza troceada en un barreño; déjese reposar media hora; caliéntese (dos veces al día). 
TISANA ESPECIAL contra la gripe: 15 pulgaradas de hoja de abedul y 10 pulgaradas de una mezcla de flores de trinitaria y de tilo en un litro de agua (3 ó 4 tazas al día). 
COMPRESAS de hojas frescas, contra tas afecciones de la piel y llagas. Deben cambiarse varias veces al día.
Loción contra la caída del cabello. Prepárese una decocción de corteza, añádanse unas gotas de savia fresca y fricciónese largamente el cuero cabelludo.  AGUA DE TOCADOR; Se hará una decocción de hojas y brotes. Fíltrese cuidadosamente. El líquido obtenido sirve para la limpieza de la piel Después de su aplicación, enjuáguese con agua destilada o, mejor aún, con agua de rosas.
 
ABEDUL Betula péndula 

Parte utilizada: Flor, hojas, yema, savia, corteza de rama joven. 

Principios activos:
Hojas: Flavonoides: miricitrina, hiperósido; aceite esencial, rico en betulinol, resinas, principio aromático: ácido betulábico.
Corteza: abundantes taninos (10-20 %), hetecosido: betuiina. 

Acción farmacológica: Los flavonoides le confieren una acción diurética; los taninos, astringente y colerética; el betulinol, febrífuga. La esencia es antiséptica y cicatrizante; la savia, diurética y antirreumática. 

Indicaciones: Afecciones urinarias: cistitis, pielonefritis, oliguria, litiasis, hidropesía; reumatismo, gota, edemas, obesidad, fiebre, disquinesias biliares.     
 
Formas galénicas /posología:
Infusión de hojas: 40 gr/l., infundir 10 minutos. Tres tazas al día. Para aumentar su efectividad, se recomienda añadir 1 gr. de bicarbonato sódico, cuando la infusión esté a 40°. Dice Font Quer al respecto: Se recomienda añadir cosa 1 gr. de bicarbonato sódico a la infusión cuando la temperatura de la misma es ya sólo ligeramente superior a la del cuerpo humano, porque el ácido betulorretínico, que es el principio diurético, se disuelve mejor en el agua débilmente alcalina.
Decocción de las yemas: 50 gr. por litro. Hervir 10 minutos. Añadir 1 gr de bicarbonato. 2-3 tazas al día.
Decocción de corteza (febrífugo): 5 gr/taza, hervir 5 minutos, tres tazas al día, entre comidas.
Extracto fluido: 10 a 20 gotas, tres veces al día.
Jarabe: 1 a 3 cucharadas soperas al día.
Extracto seco nebulizado: 600 mg. A 2 gr/día (1 gr. equivale a 8 gr. de planta seca). 
Colegio Farmaceuticos de Vizcaya 

Comenta Pio Font Quer sobre sus virtudes: 
Las hojas de abedul se emplean como diuréticas. « En 1897 — dice el Dr. Leclerc — Winternitz reconoció que las hojas de abedul, en infusión, podían hacer desaparecer los edemas de origen cardio-renal, así como diversas manifestaciones de la hidropesía. Por influencia de este remedio vio que la cantidad de orina emitida se elevaba desde 400 gr. hasta 2000 y aun 2500 gr.; cómo la albuminuria disminuía, los edemas y la disnea desaparecían, sin que sobreviniera irritación del parénquima renal. Los ensayos llevados a cabo por Huchard no fueron menos satisfactorios. Este autor cita el caso de un enfermo cardio-arterial que, a pesar de la digitalina, no orinaba sino 500 gr. Se le prescribió 1 L. De tisana de abedul por día, y ya a la mañana siguiente, y los días sucesivos, el volumen de la orina alcanzó 1 L., 1,5 y hasta 2,5 L. ; y se mantuvo en 2 L. Por influencia del extracto de abedul, propinado durante seis días a la dosis de 0,80 a 1 gr. Otros hechos llevaron a Huchard a sentar la conclusión de que el abedul constituye un medicamento muy útil para activar la diuresis, de manera especial en los gotosos». La brea que se obtiene por destilación seca de la corteza en varios países del norte de Europa, se emplea en la elaboración de diversas pomadas; tratándose de ciertas enfermedades cutáneas, la brea de abedul se muestra superior a otras breas. 
Sangrando los abedules a fines de invierno, cuando la savia mueve y se remonta en el árbol, se recogen cantidades importantes de la misma, en la cual se contienen no sólo glucosa, sino ácido tartárico. Esta savia es capaz de fermentar cuando se le añade levadura de cerveza o de vino, y se convierte en cerveza o en vino de abedul, que se reputan bebidas ligeras y de agradable sabor. 

Historia. Aunque el abedul no es árbol mediterráneo, era conocido en la Antigüedad clásica por abundar en los países limítrofes del Norte y por el uso general que se hacía de su madera, de sus ramas y de sus temibles ramillas, las cuales, a guisa de vergajos, se hacían respetar en manos de los preceptores de otros tiempos. El nombre de bolet, tan frecuentemente usado en catalán como sinónimo de cachete, tal vez derive de boulée, la baguette de bouleau, que registra Rolland; así como la biouliée, la zurra, propinada en la escuela con el mismo zurriago.
Pero acerca de las virtudes medicinales del abedul parece que no se escribió nada hasta el Medievo ; y la primera mención acerca de ellas se atribuye a Santa Hildegarda, en el siglo XII.

Más tarde se ensalzaron sus propiedades diuréticas y sus virtudes de disolver las arenillas y las piedras urinarias ; y el abedul fue proclamado el « árbol nefrítico de Europa ». Quer fue un gran panegirista de sus virtudes, y en el tomo III de su « Flora Española » le dedica nada menos que 20 páginas (desde la 240 a la 260). « En la sierra de Castilla la Vieja — dice — he visto a los pastores hacerse polainas de la corteza de este árbol, para preservarse de la humedad y de los abrojos y espinas. Verdaderamente, no hay cuero que pueda resistir la humedad como esta corteza, por abundar de partes bituminosas, por cuya razón es incorruptible, y ansí, en el pie del Pirineo de Cataluña hacen de ella vasos para beber, que aquellos naturales llaman beçulls (« bassulls »), los cuales están siempre metidos en las herradas del agua sin corromperse ».