miércoles, 16 de julio de 2014

Ramón Buenaventura

Ramón Buenaventura

No se me achaque nunca explicación alguna; aborrezco la excusa; proclamo el irrenunciable derecho a la intolerancia literaria; vivo en el convencimiento de que sólo la pasión es arte. La razón, la calma, el análisis, la comprensión, el método, prefiero dejárselos a los otros. Y siempre, entre los otros, seré otro. No a mis solas.
Admito, no obstante —y sin rebozo—, que mi expediente literario es extraño: aparezco en 1978 (a mis 38) con un libro escrito en 1975; porfío en 1981 con una novela redactada en 1968; se publica en 1982 un poemario de 1980, con ISBN de 1981. Lío de fechas que tiene confundidos a los catorce o quince desocupados que se han dignado observarme un poco.
Nací en Tánger el 25 de junio de 1940. Soy un retrasado editorial.
(De la presentación de Vereda del gamo).
He visto que tiene una página web: http://www.rbuenaventura.com/index2.html
con sus obras a disposición del interesado. Así pues el mejor lugar en el que buscarle y conocerle.


RABIETA

La rabia es mía, paisajes:
siento cómo sus agujas
me están tejiendo los huesos
para hacerme un esqueleto
resistente a vuestras lluvias.
La rabia es mía, paisajes.
La rabia es mía, paisajes,
ardiendo en fuegos ajenos,
volándome las entrañas
con cirios como barrenos,
comulgándome de España.
La rabia es mía, paisajes:
¡cuánto Dios y cuánto traje!
Sevilla, Semana Santa 1958

CHARADA ROMÁNTICA

Aquí te espero: breve y a horcajadas
en la rama de pino
que cuelga sobre el mar
(las olas acarician
mi posible cadáver).
Estoy tratando de enhebrar mis sueños
al ojo de la aguja
de lo real; y duele.
Calma chicha: el Estrecho
de corrientes cuajadas, el pedregal hispano al otro lado;
un petrolero yerto;
el sol etimológico.
No volveré a mi tierra nunca más.
Pero jamás me moveré de aquí.
Ven a buscarme.
Tánger, julio 1958


VISIÓN DE LA MUY NOMBRADA CALLE DE SERRANO DE LA VILLA Y CORTE

Me gasté no hace mucho una mañana
por la calle Serrano,
sofaldando a las mozas a ojeadas
y calibrando manos.
Celebraban mercado de carámbanas,
libertas de verano,
que danzaban, focosas, a la flauta
de agárrameafulano.
Gran guateque era aquél de puntipanzas,
un aquelarre enano,
lujosa exhibición de machitrampas,
oh lecho euginonado.
Era un cuántico ars de maricaza
de Virgilios capados,
temerosa estampida sexibrava,
enfalada de macho.
Erase el cuacuacuá en semensperanza
de niñas tropobanco,
era la orgía de las billetantas
de cuántovale¿tanto?
Yo organicé un cocodridrama (¡drama!)
tan escandalizado,
que una venavicaridama (cama)
me creyó erotizado.
Entonces la centré flechimirada
en el corazoblanco,
haciéndole creer que me enmoscaba
en sus telarancantos.
Y ¿tengo que contaros la batalla
de muelle toledano
que gané por gastar una mañana
por la calle Serrano?
Mayo 1961


VIVE LA SUISSE METHODIQUE!

¿Te acuerdas de la luna?
Iba muy guapa
contando sus monedas, la que nunca
gastamos, la que nunca
nos pesará en lo hondo del bolsillo:
futuro amonedado en el presente.
Recuerdas, por supuesto, aquella luna
engastada en el cielo como hostia en el lodo;
muesca de Dios, vaga señal
de rígida pureza.
Chincheta de archipiélago; semáforo
de miradas celestes. Para ti y para mí,
funcionando implacable.
Era el mar y nadábamos
entre medusas de relojes muertos.
Logramos que el presente se ajustara
y tu cuerpo, por fin, sonó en mi cuerpo.
La luna, sus monedas y un reloj.
Castellón, agosto de 1961


ANSIAS

Me gustaría espetarme una foca,
cuarenta ornitorrincas, dos ballenas;
me gustaría zamparme una sopa
de letras de Camilo José Cela;
me gustaría tener una vela
y que el viento no fuera viento en popa;
me gustaría trizar calaveras
de generales y señoras gordas;
me gustaría ser primo bastardo
de Sade y de un Ministro de la Obra,
de Don Juan de Manara y de Giocconda,
Benvenuto Cellini y un enano.
Con Venus no deseo ningún trato,
y ¡no digamos nada de sus sobras!
Noviembre de 1961


SAN SILVESTRE

No, si, en realidad, ¿qué importancia tiene?
Ya vomita las doce
esa cascada alcancía de voces.
¡Metimos en el Banco doce meses
al 14%!
Y en verdad que lo siento,
porque tus muslos nada se merecen.
¡Qué más nos da! Rasquémonos el pus
de viejas esperanzas enconadas.
¡Mamporraro de tus!
¡Reivindico ese título!
(Y el pasado clavado en la garganta:
vengan traqueotomías
para que pueda respirarme el alma.)
Oh no, sin ironías:
besémonos; los dioses nos contemplan
con sus ojos miopes
de los que penden ilusiones tuertas.
Ya alcanzamos el tope:
este año que viene saldrán monos
a pública subasta
tocando la guitarra.
Y yo no lloraré:
de ningún modo.
Enero 1962


EN SANGRE ENSANGRENTADO

Esta mañana recién nace es vieja;
sangre banquera rezuman las nubes;
un jauto olor a farmacia diluye
en luces sucias metáforas secas.
Esta mañana es la misma que lame
todas las albas el cielo azotea.
No me soportan los ojos bellezas:
quiero un horror, un zumbido de claves.
Quiero que venga, por fin, la mañana
del desamor enconado y podrido;
una mañana que duela, que valga
la encarnación de la sarna en el ruido
del corazón; el calor de una espada
en horizontes de versos ladridos. 


VENUS PISCINIANA – NOCHE 

El gallo, pías, se come el alba negra
de lunas capicúas;
la piscina se eriza con las púas
blandengues de las olas que sublevan
tus zancajos de grulla.
Las tres de la mañana: las estrellas
secan el cielo de los hielos.
(Y no quedan poetas
que taquigrafen cielo.)
Tu fealdad, tan leda, es ya belleza.
Harto voy de mirarte
esa piel repujada de luceros
(como un escaparate
de Grandes Almacenes). No te quiero:
qué va, qué disparate.
Julio 1962


DESATINO ARITMETICOGRAMATICAL

1 y 50; 23; me faltan
3, 14 y el radio de una nalga
de mi prístino amor.
¡Cordial inflación! Un corazón,
si meldamos las rimas de los bobos,
es más que suficiente para todos.
(Los amores se yantan entre dos.)
Los jorobados cóncavos, convexos,
conversos a las suras de Mahoma.
Yo querría olvidar lo que se adora
para escribir el libro de los cerdos.
Gruñamos todos juntos: 400,
1, 2, 3, 70, 22:
los vigías nos cargan el te quiero
a más precio que el caire del candor.
Esta vida es la pasa de una negra
desrizada con bálsamos miríficos;
el grajo de bodegas de negreras
naves; yo me he encontrado un acerico
en la sopa de besos.
En la sopa de besos: me lo bebo:
¡Decidme si no os quiero,
borriquitos!
(Es así, o el silencio.)
Verano 1963

INSTANTE

A las tres de la tarde morirán los poetas,
en el pecho clavada una astilla de sol.
(Yo luciré mi mano en tu cadera,
protegiendo mis sueños de charol.)
A bogaluna en punto volverán los poetas
con los ojos sangrantes de arañazos de sol.
(Perdurará mi mano en tu cadera,
coruscantes mis sueños de charol.)
Grabé en aquel chasquido una quimera
en el rayo espiral del caracol;
tu lengua la vibró por vez primera:
fue un aleluya en desclave de sol.
Desmigada mi mano en tu cadera
tú lucías mis sueños de charol.
Tánger, agosto de 1964


ESBOZO GARABATO

El cielo se me puso panza arriba,
con las patas al aire.
Yo le rasqué la tripa a redropelo
y los dioses chillaban de placer.
«Muy buenas noches», replicó la Aurora
en burda socaliña por salvarse;
le taparon la boca las estrellas
en jauría,
el hirsuto revés de puercoespín
de las estrellas.
El sol, disimulando, sonreía:
«Qué noche tan hermosa»;
y la luna, a cornadas.
Le obligó a zambullirse de crepúsculo
en el lejano burladero
del horizonte.
Yo, nictálope, andaba por el mundo,
cazando las luciérnagas a besos,
los labios congelados,
los ojos como grietas.
Mi corazón era un reloj de arena.
Las colas de los saurios me tocaban diana
cascabelera.
Por las venas me andaban minúsculas trompetas.
Y mis pulmones eran dos barómetros.
Es decir: me inventaba
y el cielo
cada noche
me ofrecía su panza de sedosas metáforas. 



BALBUCEO CASI HUMANO (HIC ET SEMPER)

Diría Yo diría Yo diría Yo,
si tan mudo de voz no me tuvieran,
si mis bramos de enano mal castrado
se pudieran aupar hasta palabra,
si de mi boca fija en un asombro
no brotaran burbujas enteramente en blanco.
Si creyera en mi voz no sólo por la fe
(un saludo quizá, un eco, una sonrisa),
yo diría
que no todo es candor
por estas latitudes geocelestes,
que las aguas lústrales bajan sucias,
que a veces huele mal,
que a veces se me cubre la esperanza de caspa,
que a veces los mosquitos no caben en la luz,
que a veces se me instala en la garganta una vasca urgentísima y no encuentro centímetro de tierra que el vómito no tenga ya cubierto.
Diría Yo diría Yo diría Yo,
si tan mudo
si no supiera yo, pobre hombre, quién soy.
2 febrero 1971


AUTORRETRATO

Pocos sonidos en belleza exceden
el dolor bien templado; pocos
superan la tersura del dolor bien cantado.
Pocos ruidos el eco huelga más devolviendo
que un artístico ¡ay! Decentemente aullado,
sin remilgos,
sin modestia,
cogotudo.
Te lo digo sovoz,
vera palabra:
tú que mucho sufriste, los dolores
los tienes repetidos; cambiales.
Hay quien usa del bazo,
los riñones, el hígado, las muelas,
la jaqueca.
Tú enarbolas
la tristura,
el sabor a carnaza putrefacta
del insomnio.
Tú nos repartes planos de batallas perdidas,
muñones de espejismos,
trozos de diente hincados en un labio,
megaterios que pasan cabizbajos al arrastre del alba.
Tú,
más que llorar,
deslloras.
Sólo un bestial berrido te podría salvar.
1971

TOCAR

Las retamas estallan con la fija delicia de un siglo japonés;
pero más amarillos son los pasos de duende
que marcan por la hierba las bravas margaritas.
Ha enloquecido el sauce joven.
Las mariposas me rizan el aire de niñas olvidadas.
Los perros se alivian del pelo,
las urracas se acercan
a punto de pasarse a las palomas.
Aviva los geranios el vuelo colibrí de la esfinge plumosa
los albaricoqueros se aprietan en el fruto,
en las brevas la higuera; los guisantes de olor
—rojos, blancos, azules, malva—
se tupen en el muro: sus zarcillos
se han asido a los dardos que olvidé en la diana.
El lagarto se ocupa
de frenarle los ritmos a la sombra
mi hijo de tres años ríe de rojo al ver
las estentóreas amapolas.
No es la dicha: es la vida
para mirada por el hombre;
es el gusto del ciclo,
el placer de encajar.
Crecer acompañado.

IV

Sumidas las raíces en la matriz del monte,
frontera bautismal de raza vieja,
pestillo del Océano hasta el Cielo,
remata la ciudad, en Espartel, la roca
desde la cual, a suertes, en los días más claros,
se puede ver la muerte para siempre.
Grito verde del sol.
A los nudos del mundo se arriba con pasado,
porque todos los númenes, buscando cumplimiento,
se apiñan a la vera de la cuna
de quien vuelve tocado por la Diosa.
Piden sólo un destello, la chispa que señala
el cambio de testigo y el mensaje.
Cabe que gastes años
en el destierro negligente
de una villa segura, con las aguas cautivas,
lejos de fuentes y riberas,
lejos del cerro con las piedras santas.
Pero tarde y temprano
ha de citarte el mar, para que encares,
hecho vapor de noche, la ciénaga lunar
que tapa los infiernos. Será entonces
cuando sepas quién eres y qué pasos son tuyos.
De la brasa callada revivirán tus lenguas;
pues aquello que nace en la zona sagrada
es un altar del hombre ardiendo hombre.
(De El abuelo de las hormigas).


ABRUMADORA PRECISIÓN

Macizos archivadores de datos prolijamente reproducidos
circundan
la fantasía del poeta,
le serializan el ensueño,
le recuerdan que sabe demasiado
para excluir las consecuencias de la información.
Sus palabras
se abarrotan de números.
Todas
alegorizan la cantidad
y se mantienen frígidas ante el margen de duda (la lógica borrosa de la belleza).
Por escribir su libro
con tales palabras,
holgazanas, absentistas, desertoras,
ha acatado el poeta
los más severos matices de jamás;
y su vida discurre entre el milagro y la beneficencia,
expresada en fonemas que a nadie importan.
Alguien,
a veces,
se acuerda por teléfono.
(De Teoría de la sorpresa).

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